domingo, 8 de noviembre de 2015

EN LA AVANZADA EDAD

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“Envejecer es como escalar una gran montaña;
mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena”.
(Ingmar Bergman)

Desde que se nace, se comienza a avanzar en edad. Esto es una ley natural. La autenticidad y profundidad de la persona comienza desde la infancia. Desde la infancia la persona se va construyendo. Y, tristemente, se educa, en general, mas para “hacer” que para “ser”. Siempre, pero a cierta edad de la vida, la esencia de la persona radica plenamente en el ser. El hacer se deja para las nuevas generaciones, que lo necesitan y lo pueden hacer mejor. Saber dar el paso a los jóvenes desde esta conciencia y disposición interior, ¡es importante! Esta disposición lleva a vivir en libertad y armonía con mi ser más profundo; a habitar mi tierra profunda, mi yo más intimo. Y es desde esta conciencia como se vive con gozo la propia edad, con todo lo que ella conlleva de riqueza, pobreza y limitaciones.

En el transcurso de la vida hay un tiempo para todo, y cada etapa conlleva sus propias exigencias y responsabilidades. Pero al llegar a la avanzada edad, si las etapas anteriores se han vivido desde la madurez, es decir, desde la entrega, el servicio, el don para el bien de los demás y la responsabilidad; todo será más fácil en el atardecer de la vida. El “caudal” adquirido es tal, la sabiduría y la experiencia de vida tan enriquecedora, que en adelante puede decir que vivo de “rentas”. Ahora bien, esas rentas no son para guardarlas para sí, sino para seguir compartiéndolas con las nuevas generaciones, tejiendo unidos la historia de la Humanidad, el patrimonio más rico y bello que pode tener un pueblo son las personas mismas.

En la avanzada edad las fuerzas físicas disminuyen, la energía y dinamismo no es el mismo; todo se realiza a paso lento, con un ritmo más bien pausado, acompasado, armonioso, melodioso; se terminó el ritmo estridente, rápido y a veces discordantes; para dar paso a otro, mucho más lento y armonioso. En la avanzada edad se da una belleza que ni la persona misma ha llegado a descubrir, y mucho menos los que la rodean. Aprender a vivir la belleza de las distintas etapas de la vida es señal de madurez, de un buen equilibrio mental, humano y espiritual.

Las notas de la avanza edad son más armoniosas, porque la vida ha ido modelando el ser más profundo de la persona, redondeando las esquinas y picos que hacían que la vida reprodujese muchas notas discordantes, rompiendo la armonía, el equilibrio y la belleza de la pieza. Pues la vida es como una partitura de música que aprendemos a reproducir las notas a lo largo y ancho de nuestra existencia. La nota esencial de la vida será la muerte, asumida desde la libertad de la vida. El consentimiento a que soy una creatura finita, es el acto de mayor libertad.
El mensaje de la avanzada edad debe de ser la armonía interior, de donde brota la paz, la serenidad, la comprensión, la tolerancia y el verdadero amor. La avanzada edad permite a la persona amar en verdad y sin miedos. El mundo necesita de las personas mayores, las cuales son referencia, para las nuevas generaciones, igual que las personas mayores necesitan de los niños y de los jóvenes para guardar la frescura de lo que ellas fueron un día: también niños y jóvenes. El día que la sociedad comprenda que las distintas generaciones se necesitan y se complementan, aquel día será posible el comienzo de una nueva sociedad unificada, armoniosa, bella, alegre y fraterna.
La libertad es un don de la avanzada edad. Un fruto que va madurando en el transcurso de la vida y que se recoge con gozo y alegría al atardecer de la vida, como quien se encuentra con un gran tesoro. La libertad es el tesoro más extraordinario que la persona puede adquirir. Dios no ha creado para la libertad, para esa libertad interior que siempre lleva a obrar el bien y a amar en plenitud, sin miedos. A obrar con justicia y equidad, a ser lo que realmente soy sin caretas, sin armadura que me desfigure. La libertad va unida a la autenticidad, a la verdad.

La mentira es el peor enemigo de la libertad. No hay libertad fuera de la verdad. La mentira es el peor enemigo de la libertad. “La verdad os hará libres”. La mentira es la esclavizadora numero uno de nuestro tiempo, la que realmente ata las manos y los pies y paraliza completamente a la persona, por mucho que ella se mueva… Optemos por la verdad que es lo mismo que vivir la libertad.

En la edad avanzada, hay capacidades, fuerzas y energías que van disminuyendo, esto es una ley biológica que hay que asumirla con naturalidad, mucha serenidad y realismo. Sin embargo, en la avanzada edad se posee un “patrimonio” un caudal, que da seguridad, paz, confianza y gozo de la misión cumplida. Con la edad madura todo se va unificando, para vivir en la paz, la libertad y amor.
“El éxito de la eterna juventud está escondido en el único lugar en donde a nadie se le ocurre buscar, en nuestro interior” (F. Javier González Martín).
Sor Carmen HERRERO

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